Cuando algo muere, algo nace... asi funciona este ciclo inevitable: El colectivo es eterno; el individuo, mortal.

sábado, 2 de julio de 2016

Ouróboros


- Hoy quiero hablarles de esta palabra, en una metáfora directa a lo que espero de la vida. Este blog sigue esta filosofía milenaria incluso desde antes de que lo inaugurara allá por el 2012, con su encabezado que reza "Cuando algo muere, algo nace...". El ouróboros representa un lagarto, serpiente o dragón que engulle su propia cola, en una referencia clara y directa a un círculo. El círculo representa la continuidad absoluta, el ciclo inevitable, el destino. El Ouróboros se ha hecho presente hoy más que nunca en la vida de este caballero de pluma y tintero, su humilde servidor. El que escribe estas líneas.

 Avanzando por senderos cada vez más oscuros, una mazmorra impenetrable, la búsqueda de una compañía para la eternidad, encontré sin embargo al final del camino una serpiente tragandose su propia cola. El final que anuncia un nuevo comienzo, la destrucción que deja paso a una nueva creación. Soy libre, si, pero el precio a pagar es la soledad, el duelo y la incomprensión. Tal es la voluntad del laberinto, de la mente y del corazón.

 Durante todos estos años viví una quimera, inocente de mí creí que el ciclo próximo sería el definitivo. Pero me equivocaba y en gran manera... ¿Cómo describir lo que llevo padeciendo este último año? ¿Cómo describir el látigo serpentino que me azotaba anunciándome, ya desde enero, que se acercaba el final de este ciclo? Si algo me ha demostrado esta situación es que nada es eterno, todo muere para dar comienzo a nuevos ciclos. Cada momento, cada vivencia, cada logro no es más que un pequeño ciclo dentro del gran ciclo de la vida que se cerrará cuando llegue su momento.

 No sabría decir si el caballero estuvo triste o alegre de contemplar esa serpiente enroscada. Por un lado, su oquedad central anunciaba la fría muerte de una historia, la rúbrica final de un poema, la portada de una leyenda. Por otro lado, su circunferencia le indicaba que todo volvería a empezar, que habría más oportunidades. Que aquello no era el final (¡ni mucho menos!), que sólo era otra lección más de su larga vida...

 Y así, hoy el caballero abraza nuevamente en mi nombre el signo del Ouróboros, ese círculo eterno y vicioso que evita el final pero destruye cada historia. No puedes ver la cola del reptil, pero si la cabeza que la engulle, anunciando con mirada viperina que la historia se repetirá irremediablemente. Así debe ser, pues así está escrito.

 Historias de soledad y compañía, historias de libertad y plenitud. Historias que se suceden una a la otra como extremos apegados a un ciclo ignoto, pero de leyes universales. Hoy vuelvo a estar sólo, pero el Ouróboros anuncia que no será para siempre. Nada es para siempre. Ni los familiares que he perdido, ni los sueños que he cumplido, ni las promesas que me han hecho. Todo muere, pero al mismo tiempo, todo nace. Un ciclo eterno que pesa sobre todos los mortales como una pesada cadena que arrastramos dolosamente, pero que de algún modo nos mantiene unidos a la vida.

 Hoy es un dia triste para mi, pero no durará. La serpiente anunció este ocaso, y también un nuevo amanecer. Pronto todo cambiará, con el nuevo ciclo. Y así será hasta que el caballero envejezca y su pelo se halle nevado por las nubes de la edad. Así será hasta que el caballero quede sólo o deje sóla a otra persona... si la dama de cabellos ardientes y mirada plateada no era la indicada, ¿Quien será? ¿Cuándo llegará? ¿Cómo lo hará?

 Eso piensa el caballero, mientras se quita su yelmo y envaina su arma. Mientras prepara el escudo para resistir el empuje de la depresión y la soledad. Eso piensa el noble caballero mientras recoge la llave de la oscura mazmorra que un día fue clara, donde un día se elevaron árboles de hojas rosadas y hoy sólo quedan las retorcidas raíces de aquel árbol donde rubricó su amor con la punta de su hoja. Y en ella pudo leer su realidad:


 "El Ouróboros... el ouróboros nos dará un inicio, así como hoy dió muerte a este ciclo. El Ouróboros proveerá. Nada muere para siempre, nada vive para siempre. Pero en esa alternancia, el ciclo se vuelve eterno. Hasta que el ciclo mayor termine. Tal es la voluntad eterna y cíclica del Ouróboros..."


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