Cuando algo muere, algo nace... asi funciona este ciclo inevitable: El colectivo es eterno; el individuo, mortal.

domingo, 20 de marzo de 2011

Océanos del Tiempo


Otro año más, otro eslabón más a la cadena. Mirando lentamente el sol de la mañana, me doy cuenta del camino recorrido hasta el momento... No ha sido fácil llegar hasta aqui, todo lo que tengo, todo lo que he perdido. El tiempo es cruel, necesitas un buen barco para no naufragar en sus agitadas aguas...


Mi barco se llama Ilusión, y sin duda es un gran navío para no zozobrar en estos mares déspotas y salvajes, aunque a veces hace aguas, como todo en esta vida.

Son las pequeñas cosas las que realmente hacen la vida, los pequeños islotes que nos encontramos en este angosto mar. Tomar un helado apaciblemente dando un paseo, disfrutar del sol estival, observar el vuelo de un mirlo despreocupado, escuchar los sonidos de la naturaleza en pleno campo abierto... Quien vive sin vivir, sujeto a una rutina y sin darse cuenta de lo que pasa a su alrededor, es sin duda un náufrago en este océano infinito. Su barco se hundió hace tiempo, por un trauma familiar, por un despido, por el estrés... y poco se puede hacer por esas personas.


Con tristeza y tal vez nostalgia contemplo a las miles de personas a mi alrededor que navegan aferradas a los tablones destrozados de lo que un día fueron sus navíos. Obsesionados con subsistir aferrados a un trozo de madera, no son capaces de ver los cientos de islas a su alrededor, donde podrían encontrar algo de tierra firme donde descansar. Pobres, lastimero los observo, pero nada puedo hacer por ellos, ya que estos barcos sólo pueden cargar con una persona...

Pasen los años que pasen, seguiré navegando. No sé exactamente cual es la tierra sobre la que he de asentarme, pero las islas que me voy encontrando por el camino, en cosas tan simples como el trino de un gorrión, me sirven para aprovisionarme.


He visto a muchas personas ahogarse a mi lado, zozobrar, naufragar... pero este mar es cruel, y hunde sin piedad los barcos que ofrecen auxilio. Sus reglas son claras, si acoges a un náufrago en tu navío, los dos acabaréis a la deriva.


Largo es este viaje que todos emprendemos al nacer, y hasta el barco más fuerte acaba desgastado y se hunde, dejándonos a la deriva en estas aguas donde sólo nos quedará ya ahogarnos para siempre...

...pero hasta que llegue ese día, seguiré navegando.


Y tú deberias hacer lo mismo. Busca tus pequeñas islas paradisiacas en este lugar y disfruta de ellas, ya que cuando tu barco vuelva a zarpar, encontrarás otras, pero las que ya has visitado no volverás a divisarlas jamás... no hay marcha atrás para los que navegamos en estas corrientes, la resaca es implacable con el bajel que comandamos, y nunca nos lleva al mismo punto... aqui el viento sólo sopla en una dirección.


22 inviernos navegando, asi ve su vida este corsario...

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